La muralla de Córdoba sigue, a tramos, viva y presente – y en lugares insospechados.. Como éste -. Durante unos 2000 años protegiendo y abrazando la ciudad, lo que hoy llamamos el casco histórico, como si fuera su piel, acompañándola en lo bueno y en lo malo. Una potente constante.
Todo un reclamo de esta taberna, – que ya el nombre lo tiene sabroso, Garum – a un paso de la ribera, y junto a la que fue puerta de la Pescadería, el integrar un buen tramo de nuestro patrimonio más importante a lo largo de los siglos.
Y hay más. 
¡Mira donde reposan los platos de cada comensal! En uno de los primeros planos que conservamos de Córdoba, en versión mantel individual, eso sí. ¿Está cambiada, verdad, o no tanto? Muy curioso.




Enhorabuena a este GastroBar. Por su buen gusto… Y sensibilidad.
Y no son éstos los únicos premios que tiene reconocidos. 






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