PUESTA EN VALOR DE LOS HAMMAM ANDALUSÍES de Córdoba.  De momento, ¡no! así quedó claro en el transcurso de las jornadas “los baños árabes de Córdoba” (del 21 al 25 enero) promovidas por nuestra Real Academia: un estado de la cuestión y puesta al día sobre la realidad arqueológica de los baños de Qurtuba, – los andalusíes-:  cuales son, donde están, en qué condiciones…. incluyendo también en el recuento un lavatorio parcialmente conservado in situ, los últimos hallazgos en excavaciones en los arrabales y enlazándolos (con un sentido de producto turístico) con los baños como negocio del s. XXI que, inspirándose sus modernas instalaciones en los originales, invitan a “vivir” el concepto de hammam  en clave actual.

Cada ponencia nos permitió acercarnos en imágenes de valor documental excepcional a estos enclaves de primer nivel: cómo se circulaba por el edificio, las estancias que lo componían – conectadas entre sí -, sus funciones y características así como el valor artístico de sus distintos elementos conservados, el ritual del baño, etc además de desvelarnos lo que nos dicen los archivos de cada uno de ellos, su trayectoria histórica, las transformaciones arquitectónicas sufridas hasta llegar a su estado actual, etc…

 

El programa se completó con interesantes visitas guiadas – conducidas por sus arqueólogos especialistas -, a los que si están visitables (no te los pierdas!): Belén Vázquez a cargo de los baños de santa María en la calle Velázquez Bosco (s. X)  y del lavatorio integrado en el Hotel Conquistador, y Pedro Marfil de los Baños del Alcázar y los reinaugurados Baños Califales –  estos sí para uso “exclusivo” del califa – reinaugurados tras mejorar el suministro eléctrico y con el reto pendiente de subsanar problemas de humedad y la climatización. Difícil equilibrio el confort para el turista sin dañar la integridad del monumento.

Esperamos la publicación de estas jornadas como consuelo y ojalá anualmente los baños andalusíes cordobeses tengan potente cobertura en conferencias divulgativas y paseos con esta temática (incluidos – aunque sea con casco y en grupos muy reducidos – los que han quedado esta edición fuera del recorrido).

Una inmersión merecida, necesaria pero insuficiente que ha puesto sobre la mesa el desastroso contraste entre la importancia extraordinaria de estos monumentos singulares y tanto las pésimas condiciones en que están malviviendo la mayoría de los pocos que han llegado a nuestros días, como sus nulas perspectivas de puesta en valor siquiera a medio plazo (no hablemos de un tonificante circuito que los conecte a todos…). No son una prioridad de las autoridades competentes.

Dos de estos edificios, públicos, polivalentes, cotidianos – para el encuentro, la higiene y estética, la purificación ritual, etc – que tanto aprovecharon, disfrutaron y frecuentaron los cordobeses de la época, hoy pasan desapercibidos a pie de calle, ocultos (son los de la calle Carlos Rubio y los de la calle Cara), en estado ruinoso, – y lo que les queda -, apagados, venidos a menos, pero deseando volver a abrir sus puertas lo más adecentados posible para evocarnos (un poquito al menos) esas sensaciones que los hicieron tan irresistibles.  Lamentablemente, nos tenemos que sumar a la Carta Ilustrada de nuestro querido amigo José Javier Rodríguez Alcaide publicada en el Diario Córdoba el pasado 26 enero. Ésta.