¡Miguel Amate!, para siempre inmortalizado «en su casa» y patrimonio de tod@s. Ya está escrito con letras de oro y con calle propia este gran carnavalero, al cumplirse dos años de su muerte, tan prematura. La tiene dedicada en su barrio, Santa Marina, justo junto a la iglesia – dónde mejor – barrio en el que se crío que es el de piconeros y toreros por excelencia, además de la esencia de esta alegre fiesta junto al vecino de San Agustín, aunque inunda la ciudad, como está mandao…
Se completa el homenaje con esta placa en su casa familiar, calle Moriscos, 41.
Querido, dialogante, reflexivo, un crítico inconformista como fue definido en el acto inaugural. Su sello personal tan agudo y vibrante, su talento y amplio legado han dejado huella, y ya también, en el callejero.
Y que no decaiga!!
«Fantasía cordobesa» fue su primera comparsa de autoría completa, ¿la recuperamos?
Nos gusta que la ciudad siga honrando a sus ilustres más contemporáneos, porque no es fácil llegar a serlo por motivos dignos de ser recordados y es motivo de orgullo.


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