Subiendo desde Capitulares a la Plaza de las Tendillas me he acercado – a saludar a un ciudadano de honor, que aunque lleva con nosotros, unido con letras de oro a la historia de la ciudad – desde hace más de 2000 años, es desde Junio de 2015 cuando se inauguró su estatua que está físicamente materializado.

Una deuda saldada la que teníamos con Claudio Marcelo, el considerado responsable de que Córdoba esté donde está, que apostó estratégicamente por nuestra ciudad, demostró su visión de futuro al entender y sacar partido a las extraordinarias posibilidades de tan privilegiado emplazamiento. Así que os propongo “llegar hasta él” y darle su sitio, descubrir algunas curiosidades de su escultura, conocerle mejor, comprobar su actualidad y ¿cómo no? recoger las jugosas polémicas que ha suscitado tanto la escultura – su ubicación, su imagen – como las que rodean al personaje: ¿Fue realmente el fundador de Córdoba? ¿En qué fecha exactamente, el 169 o el 152 a.C? Claudio Marcelo es excusa perfecta para visibilizar y reivindicar una etapa estelar de la vida de Córdoba, la romana, en la que se alzó como capital de la Bética, él sentó las bases.

ubicacion escultura claudio marcelo

¿Qué te parece su UBICACIÓN? Podemos valorar como argumentos a favor que está oportunamente instalada en la céntrica calle que lleva su nombre, que por cierto, primero se llamó “Nueva”, por lo que supuso su apertura, entre 1877 y 1909- ya que cosía la vieja urbe con la nueva, que aspiraba a modernizarse – como de nuevo cuño fue la Córdoba que Claudio Marcelo vio nacer ¡interesante paralelismo! Además la escultura está mano a mano con dos enclaves que le serían “familiares” como representativos del poder municipal y religioso, respectivamente: el Ayuntamiento donde se deciden los destinos de la ciudad… y el complejo arqueológico del templo romano – en el que se integra – seguramente el testimonio más visible e impactante de la Córdoba romana presente en la actual… ni mucho menos el único, ya lo comprobarás.

Pero: ¿Es este punto donde Claudio Marcelo podría lucir con más solemnidad? ¿Y se va a quedar definitivamente aquí? está en un recinto cerrado, – como garantizándole la máxima seguridad digna de un mandatario de este nivel -, algo rezagado y protegido del trasiego de miradas, manteniendo las distancias… así que salvo que coincidas con el horario de apertura del complejo arqueológico, tendrás que verlo “de lejos” (eso si, desde dos ángulos: de frente o lateralmente si te asomas desde la calle María Cristina) lo que impide vivir la experiencia envolvente de rodear la escultura y descubrir sus detalles y matices.

El templete del bulevar del gran Capitán, frente a la iglesia de san Nicolás se barajó anteriormente como su ubicación ¿Te hubiera gustado más? ¿Qué ventajas e inconvenientes le encontrarías a esa alternativa que fue desechada?

AUTOR: Los dioses parece que se aliaron para que el elegido para esculpirlo sea Marcos Augusto Dueñas, ¡nombre más propio imposible! que a su favor además reúne el ser cordobés, de 1971, con una temprana vocación bien canalizada en vista de su acreditado curriculum (como lo era, salvando las distancias, a lo largo de su vida que desplegó Claudio Marcelo que le llevó a ser pontifex, senador, tribuno de la plebe, pretor y tres veces cónsul) que sitúa sus trabajos en la Casa Real, el Vaticano como autor de san Marón y santa Rafaela, en la madrileña Catedral de la Almudena, etc. Un emocionado reto que fue un honor y responsabilidad para él y no dudó en aceptar.

DIMENSIONES: Nuestro Claudio Marcelo es colosal, por supuesto, por quien se trata, su monumental personalidad, pero también por su peso – en total 3 toneladas – y por los casi seis metros de altura que mide, en total, entre los 3 metros que alcanza él y su pedestal. Y es noble en cuanto al material, ya que está tallado en una sola pieza en uno de los mármoles más apreciados del mundo por su blancura y ausencia de vetas, el mármol de la cantera italiana de Ca¬rrara que según el autor, absorberá menos la polución, soportará mejor los cambios de temperatura y “envejecerá” bien.

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Y atención: ¿Qué Claudio Marcelo representar? ¿Qué cara ponerle? Se daría un aire el original a esta petrificado propuesta? Difícil salir de dudas físicas teniendo en cuenta que no tenemos descripción alguna de él. Descartado representarlo como militar, las opciones eran togado y ad locutio es decir en actitud de pronunciar un discurso, – fue la opción del Departamento de Arqueología de nuestra universidad, a quien se le pidió asesoramiento sin carácter vinculante – o semidesnudo y heroizado. El modelo iconográfico que triunfó está claro, y el criterio de la Universidad fue tenido en cuenta… solo a medias.

Nos quedan cuestiones interesantes: los símbolos y significados que encierra, ya que mira al futuro con espíritu siempre joven; desvelar a quien tenemos que agradecer que la escultura sea un hecho, acercarnos un poquito más a su biografía o callejear por el entorno para descubrir tanto en la toponimia como en esculturas otras personalidades relevantes por distintos motivos y en diferentes periodos que “le acompañan” porque están bien cerca.
¿Puede aportarnos alguna lección? en palabras del profesor y escritor Alberto M. Monterroso – de quien hablaremos muy pronto – Córdoba necesitaba tener presente y reivindicar a Claudio Marcelo “como tributo a su romanidad, por su afán civilizador, porque fue un gobernante que persiguió el consenso, el acuerdo, el compromiso, como símbolo de lo que luego cristalizó en la llamada Córdoba de las tres culturas. Fue ejemplo de la buena política, de la transparencia, de la toma de decisiones en común, del respeto a lo que tenga que decir la ciudadanía”.