Antonio del Castillo vive, nos sigue conmoviendo y convenciendo.
    Vive a través de su obra, como el mejor artista barroco cordobés, por su legado extraordinario y su fascinante biografía.
Ayer lo comprobamos en una visita específica en nuestro Museo de Bellas Artes, donde no tiene sala propia, pero casi, eso sí, compite maravillosamente con otro grande, sevillano de nacimiento, Valdés Leal y su «Virgen de los Faroles.»
    Descubrimos una personalidad vibrante, las tristezas y pérdidas personales que marcaron su vida, – como enviudar 3 veces y perder a su único hijo -, lo localizamos (en forma de autorretrato) en su pintura (además de a otros allegados), desvelamos las claves de sus «historiejas» (nombre que él mismo dio a ese género tan personal, presente incluso en el Museo del Prado), los significados de sus obras, de tema religioso prácticamente en exclusiva.
    ➡️ ¿Qué es lo que más te impresiona de él, el naturalismo, el claroscuro, su dominio del dibujo, el trabajo de los ropajes, el patetismo barroco de sus composiciones, su estilo narrativo?
También lo conectamos con otras obras suyas en la ciudad.
    ¿Sabes que tiene dos placas en su Córdoba natal? Una de ellas en la fachada donde estuvo la casa de sus últimos años, en la que murió, en la calle Muñices.
   ➡️Y la otra? (Esa es… de nota, y literalmente)
   Te proponemos repetir esta cita que ha gustado tanto y además salir a su encuentro a pie de calle. Te apuntas?
(Txt: Victoria FdeM)